LOS EFECTOS DEL SOL EN NUESTRO CABELLO

LOS EFECTOS DEL SOL EN NUESTRO CABELLO

Estamos en pleno verano y ahora disfrutamos de días más largos y más tiempo al aire libre. Todos conocemos los efectos del sol sobre nuestra piel y la importancia de protegernos de su radiación ultravioleta. Pero, ¿cómo influye el sol sobre nuestro cabello? Desde hace mucho tiempo sabemos que la luz solar puede alterar el tallo piloso. A día de hoy conocemos muy bien la ciencia que hay detrás de estos cambios.

 

Daño de la cutícula

 

La cutícula es la última capa de nuestro tallo, y por tanto la que protege a toda la estructura de las agresiones del exterior. Algunos estudios han demostrado que la radiación UVB y UVA pueden degradar los aminoácidos de la cutícula (cistina o metionina). Además se ha demostrado que esta degradación sucede más en pelos rubio o castaño claro, ya que el nivel de melanina es menor y está menos protegido. En otras palabras, el pelo oscuro está mucho mejor protegido que el claro. El daño de la cutícula es más o menos evidente según su intensidad. Cuando se daña de forma superficial, la primera señal es la pérdida de brillo del cabello. Si se daña toda la cutícula, el cabello adquiere un tacto más áspero, y además aparecerán otros signos de desgaste de estructuras más profundas del tallo piloso (como el encrespamiento o las puntas abiertas). En laboratorio podemos objetivar el grado de daño de la cutícula después de estar expuesta al sol mediante la medición de unas proteínas llamadas ubiquitinas.

 

Aclaramiento del color

 

El color del cabello depende de la proporción de dos tipos de melanina. La eumelanina (que da un tono oscuro) y la feomelanina (que da un tono rojizo). Por ejemplo, un pelo moreno tendrá un 99% de eumelanina y un 1% de feomelanina, y el pelirrojo tendrá 67% de eumelanina y un 33% de feomelanina. Sabemos la feomelanina es mucho más sensible a la radiación ultravioleta que la eumelanina, lo que significa que el cabello claro tiende a decolorarse más fácilmente que el cabello oscuro. Un ejemplo cotidiano son las mechas californianas. Se llaman así porque ese era el aspecto típico del pelo entre las surferas de California: puntas y medias puntas aclaradas por el efecto del sol. Al destruirse la melanina no solamente se pierde el color del tallo piloso, también se pierde una protección natural muy importante para evitar otras alteraciones secundarias a la exposición solar.

 

Fragilidad capilar

 

La luz solar puede degradar las proteínas del tallo piloso de forma directa. Uno de los principales elementos que conforman las proteínas de cabello es un aminoácido llamado cistina, que es precisamente una de las moléculas que más se oxida con la exposición al sol. La oxidación convierte la cistina en ácido sulfónico y así se pierde la estructura del tallo piloso. Todo esto puede suceder en las capas más superficiales del tallo (la cutícula, que explicaba antes) por la radiación UVB, o también en las capas más profundas que se llaman corteza, por la radiación UVA que penetra fácilmente. El daño producido por la degradación de la corteza del tallo piloso se manifiesta en forma de encrespamiento, puntas abiertas, rotura del tallo, etc. Ninguna de ellas se puede reparar una vez que aparecen, solamente toca eliminarlas y cuidar el resto del tallo piloso sano para que no aparezcan más.

 

Estrés oxidativo

 

Todas las reacciones químicas que explicaba anteriormente producen una oxidación de los aminoácidos o melanina del tallo piloso. Esta oxidación es un mecanismo de defensa contra la agresión de la luz solar e intenta paliar daños mayores en el tallo piloso. Un efecto colateral de estas reacciones químicas es la formación de productos de desecho que se llaman radicales libres de oxígeno. Estos radicales tienen la capacidad de degenerar proteínas y otras moléculas que no habían sido dañadas por el sol previamente. El estrés oxidativo es una de las principales causas de envejecimiento capilar a corto plazo (cuando sucede en el tallo) y a largo plazo (cuando sucede en la raíz del pelo). De hecho, la aparición de radicales libres de oxígeno en el folículo piloso se ha relacionado con un empeoramiento de la alopecia androgénica femenina (LINK sobre este problema).

 

Pérdida de la barrera lipídica

 

Aproximadamente el 1% de nuestra melena es pura grasa. Y eso no es malo. La finísima barrera lipídica que recubre nuestro tallo piloso proporciona hidratación, brillo y una protección natural de la cutícula del pelo, y de todo el tallo piloso al final. Esta barrera lipídica es una estructura compleja y bien ensamblada, formada por tres capas. El 40% está compuesto por el ácido 18-metileicosanoico, un ácido graso con un efecto protector de la cutícula o la propia piel. La radiación solar ultravioleta puede destruir el 25% de esta barrera lipídica. Y lo que todavía es más interesante, la propia luz visible puede destruir hasta el 60%. Esto explicaría los cambios en la sensación de “pelo graso” que tienen algunas personas a lo largo del año. Un cabello sin la barrera lipídica es un cabello más desprotegido contra otras agresiones externas como la humedad, productos químicos, secador, etc.

 

¿Cómo podemos frenar el fotoenvejecimiento del cabello?

 

Aquí algunas medidas sencillas que hay que tener en cuenta en verano sobre la protección solar del cabello:

 

  • Limita la exposición solar: usa sombrero o pamela cuando haya mucha luz, aprovecha la sombrilla y las terrazas a la sombra.
  • El “fotoprotector capilar” no actúa igual que las cremas de sol convencionales. No consigue bloquear la radiación solar. Lo que hacen es paliar los efectos negativos de la exposición al sol.
  • Hidrata el cabello en la ducha con acondicionadores que restituyan la barrera lipídica.
  • Repara la cutícula con productos (champús y mascarillas) que contengan hidrolizados de proteínas vegetales o queratina.

 

LINK a otras recomendaciones para el cabello durante el verano (piscina, mar, dieta, etc).